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Portada de Zoo. / Imagen de Rotten Tomatoes

Cine, Entretenimiento

Zoo, matrimonio y zombies

Fernando Roura

24 de Mayo de 2021

John y Karen ya no pueden seguir juntos. Son extraños el uno para el otro y han decidido separarse.

Hay parejas, seguro que todos conocemos alguna, que son como los zombies de las películas: siguen avanzando juntas, pero en estado de putrefacción y sin tener claro si sus pulsaciones amorosas están vivas o muertas o, si lo están, los objetivos que persiguen. A veces la distancia es lo mejor; a veces experimentando la ausencia del otro se recupera la chispa perdida y se puede rescatar el proyecto, en común, que una vez fue esa unión. Otras veces se reúnen frente a una dificultad mayor… En Zoo un matrimonio se pasea por el filo de la separación, pero por factores exteriores, los condenarán a una convivencia en el interior de su vivienda. Como empieza a ser costumbre en muchas cintas apocalípticas, el terror pasa a un segundo plano para narrar una película dramática, donde abundan el humor más negro y los excesos.

John y Karen ya no pueden seguir juntos. Son extraños el uno para el otro y han decidido separarse.
Justo en el momento en que la pareja evidencia que no hay vuelta atrás, se ven abocados a compartir la casa cuando, en el exterior, estalla una invasión zombi. Sin demasiado que hacer en el piso y con las interminables horas que han de pasar juntos… la pareja encuentra una segunda oportunidad dentro del caos.

Rodada en Londres, esta producción noruego-suiza, aporta un montón de ideas y situaciones interesantes a los asedios del género que acostumbramos a ver. Su director y guionista, Antonio Tublen, desboca al matrimonio en cuestión; construyendo, en su primera hora, dos personajes sólidos que desnudan sus virtudes a la vez que dan rienda suelta a sus traumas y envidias. Una pareja que se complementa y que se lanza al exceso cuando descubre que, aunque tienen recursos alimenticios limitados, disponen de una ingente cantidad de droga para pasar el rato. Esta desinhibición comienza a tender puentes entre ambos, avivando la llama del amor.

Escena de Zoo. / Imagen de Trailer Addict


Para mi resultó sumamente interesante el viaje que Zoo plantea. El crecimiento de esa pareja en paralelo al fin del mundo funciona y entretiene principalmente por las acciones, de dudosa moralidad pero absolutamente humanas, que deciden tomar a cada rato. El tipo de personas en las que terminan convirtiéndose se dibuja claramente cuando aparecen nuevos personajes en la trama: los vecinos. Es justo en ese momento donde Zoo llega a su momento más álgido tanto que durante esos minutos no desearemos ver zombi alguno… desgraciadamente es un capítulo dentro de la historia y no el motor de la misma y posteriormente a estos 15 minutos brillantes y ya expuestos todos los puntos de interés del argumento, Zoo decide entrar ya de lleno en el cine de infectados de manual, que incluso coquetea con el Home invasion en otro de sus tramos.

Escena de Zoo. / Fuente: Claire and Jamie


Una pena sus últimos 20 minutos, y no porque sean malos, sino porque a lo largo de la película Tublen se divierte de lo lindo metiendo drogas, alcohol y diálogos cáusticos que extrañamente decide dejar aparcados, llevando el conjunto a un romanticismo desafinado que culmina con un epílogo cursi. Y aunque el conjunto me gustó bastante no pude dejar de lado la sensación de que muchas de las ideas que se dibujaban en el comienzo podrían haber dado mucho más de sí.

Escena de Zoo. / Fuente: IMDB


Su excelente dirección de actores y el reducido espacio en el que transcurre (no salen de la casa) dota al conjunto de un aire teatral muy divertido que se enfatiza además con el interesante toma y daca de frases que se intercambian los personajes. Entiendo que esta única localización es la que justifica el título, pues el espectador analiza a la pareja como quien mira el comportamiento de los animales en una jaula. Destacar la aparición del actor Jan Bijvoet (Borgman) en un secundario sensacional.

Desgraciadamente a Zoo le ha faltado definición para marcar la diferencia. El conjunto no ha terminado de cuajar y me temo que será un título que pasará desapercibido entre los espectadores que realmente lo disfrutarían; le faltan zombis y tensión para los amantes del terror y le sobran elementos sobrenaturales para los que disfrutan de dramas ácidos. Pero si uno se deja sorprender creo que puede disfrutar de la fauna que presenta. Eso sí, podría ser el germen de una obra de teatro brillante.

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