Hay ciertas tradiciones de boda relacionadas con el vestuario y accesorios que usamos ese día especial. Fantasear con que el “algo azul” de tu boda sea un par de Manolos Hangisi azules es más mainstream de lo que piensas. Son muchas cosas las que se consideran antes de dar el “sí” o de hacer “la pregunta” y una de ellas es cómo, dónde, cuándo y con qué anillo comenzar el compromiso.

Aunque se cree que el primer anillo de compromiso cercano al que conocemos hoy en día nació en Roma, cuando los futuros esposos le ponían un anillo a sus prometidas para mostrar que eran de su propiedad. Los diseños usualmente incluían pequeñas llaves. El primer anillo de compromiso de diamantes se mandó a hacer en 1477, por el Archiduque Maximiliano de Austria.

Cartier, Harry Winston, Bvlgari y Chanel son algunas de las marcas más soñadas y aspiracionales cuando de anillos de compromiso se trata, al igual que Tiffany & Co., compañía que lanzó su primer anillo en 1886.

Aunque la costumbre dicta que después de que la mujer reciba el anillo de compromiso, hay que buscar las argollas (las cuales muchas veces son idénticas y tienen un diseño unisex) para la boda. Y aunque en una pareja de dos mujeres se puede disfrutar de conseguir dos anillos “de mujer”, ninguna casa joyera había contemplado las necesidades de los hombres que quieren pedir matrimonio a otros hombres. Este paso que Tiffany ha tomado, no es sorprendente, ya que incluso han desarrollado una caja especial que no necesita cinta adhesiva para abrirse, sino que funciona con un sencillo botón que facilita y mejora la experiencia de ambos usuarios. Este diseño es igual de grueso que un anillo de hombre común.

Sin embargo, incluye un diamante grande y llamativo como los de mujer. Más allá de apropiarse de causas, es bueno saber que hay marcas que realmente ayudan a normalizar por lo que se lucha.