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Banner de la película. / Imagen de Sigue al conejo blanco

Cine, Internacional

They look like people, la verdadera amistad

Fernando Roura

31 de Mayo de 2021


They look like people, el brillante debut a la dirección de un hasta ese momento desconocido Perry Blackshear, es una de esas sorpresas inesperadas que, destinada a descollar estas épocas difíciles para los amantes del auténtico talento cinematográfico.

Wyatt acaba de mudarse a Nueva York huyendo de una serie de problemas personales y mentales que han cambiado su vida. Allí se encuentra con Christian, un amigo de la infancia que, igualmente, está pasando por un complicado momento. Juntos, tratarán de luchar contra esos fantasmas que, paulatinamente, pugnan por desestructurar su paz interior.

Relativamente sencilla, sin necesidad de recurrir a grandilocuentes artificios visuales ni otra arma que un guión sólido y bien estructurado, la incursión de Blackshear ha logrado hacerse, entre muchas otras, con la mención especial del jurado en el Slamdance FF o en el Nashville Film Festival. Pequeña y modesta aunque, no obstante, eficiente, They look like people ha demostrado de qué forma las buenas ideas son capaces de hacer a un lado las formas grandilocuentes y poco eficaces que la industria cinematográfica se empeña en sobreexplotar una y otra vez. Formas que, por otra parte y de manera sorprendente, parecen aplacar las ansias de un público que no parece sentir reticencias ante el exasperante crecimiento de las repetitivas fórmulas celuloides.

Hablar de They look like people refiriéndose a una mera producción ligada al género podría calificarse como verdaderamente imperdonable. Y digo esto no dejándome llevar por la sorpresa que me ha embargado durante los 80 minutos que dura esta elegante producción independiente, sino haciendo una más que digna justicia al compendio de prestidigitación técnica y narrativa que la hacen valer muy por encima de muchas de sus contemporáneas también de origen indie. Las comparativas son odiosas, no obstante, si hubiese de encontrar algún símil digno para el caso, me referiría a The Voices, producción dirigida por la particular directora franco iraní Marjane SSartapi con un excelente Ryan Reynolds como actor

Escena de la película. / Imagen de IMDB


Obviando la discrepancia del tono melodramático que reviste They look like people y que separa ambas producciones, podría decirse que sus planteamientos son claramente comunes sólo que mostrados, tal como dije anteriormente, desde caras tan opuestas como lo son la comedia y el drama.

De este modo, podría calificar They look like people como una versión de The voices con una perspectiva exageradamente existencialista, paranoica, salpicada de algunos momentos maravillosamente tensos, una forma de terror que puede parecer simplista pero muy efectiva, cuyo principal recurso se basa sobre todo en la utilización constante de expresionismos faciales jaspeados de claroscuros. En serio es meritorio que la utilización de algo que puede parecer tan simple y ambiguo logre desprender esa constante e insana sensación de maldad y desconcierto a lo largo de toda la película.

Escenas de la película. / Fuente: pinimg.com


They look like people constituye un alegato a la amistad en toda regla, una conmovedora declaración de intenciones reflejada en la estrecha relación de Wyatt y Christian, cuyas cotas en último tercio aportan a la cinta un clímax álgido y oscurantista que ayuda a potenciar el resultado del logrado conjunto.

Por supuesto, y sin ánimo de desvelar mucho más, buena culpa del resto la tiene un excelente plantel encabezado por Andrew MacLeod, cuya maravillosa intervención pincela de importantes matices psicológicos la misteriosa figura de Wyatt, un hombre que se siente continuamente atrapado entre la inconmensurable maldad humana que le rodea.

No menos meritoria resulta la puesta en escena de Evan Dumouchel como el afectado Christian. Excelente en igual medida, como no, el aporte de Margaret Ying Drake como Mara, una joven y brillante promesa de la compañía donde Christian vuelca todas sus aspiraciones que, a su vez, creará un fuerte vínculo de carácter psicológico afectivo con ambos protagonistas.

Escena de la película. / Fuente: IMDB


Obviando lo presente, creo que resultaría algo redundante por mi parte el afirmar que recomiendo They look like people, una minimalista, aunque completa muestra de cómo es posible conducir el ingenio a buen puerto sin necesidad de recurrir a los mismos y trillados patrones pretendidamente impuestos. De diez.

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