Tras una osada primera temporada The Boys se convirtió en la alternativa a tomar de una realidad donde los super vuelan por los cielos. En comparativa de otros audiovisuales de superhéroes como lo son The Avengers o Justice League, se abordan temas sociales un tanto al estilo Jokeriano; donde la vida diaria, el estrés y los problemas “reales” afectan a cada uno de los personajes.

Pero lo que hace esta temporada tan especial no solamente es producto del gancho que quedó en nuestra memoria al final de la primera temporada, sino la trama, el desarrollo de cada uno de los personajes y conocer a ciencia cierta qué diantres es lo que está pasando en la historia.

Y hay que decir que es una historia muy bien contada, en el que cada personaje cumple su función de pieza, para finalmente tener una imagen sólida de este rompecabezas.

El desarrollo de los personajes es algo que en The Boys no se puede tomar a la ligera. Cual retoños vemos crecer a cada uno de los chicos, desde M.M, Kimiko, Frenchie, Butcher, Hughie y hasta al mismo Homelander creando con la audiencia un vínculo que es de suma importancia al avanzar la serie.

En su interpretación uno de los papeles a más resaltar es el de Tomer Kapon (Frenchie) así como el de Antony Starr (Homelander) que con cada escena y close up nos regalan una limpia interpretación, tal es el caso que cuando vemos a los actores en otras producciones nos parecen simplemente irreconocibles.

The Boys es una serie que debes de disfrutar solo o acompañado de alguien con el que puedas ver cierto contenido gráfico (el cual abunda mucho). La producción no ahorró en efectos prácticos para toda escena en la que el “gore” de la serie resplandezca, haciendo de este estilo una marca de identidad para la misma serie.

Los nuevos personajes, la continuación de una gran historia y una gran banda sonora que la acompaña, son algunos puntos a tomar en cuenta para ver o recomendar esta serie que sin duda te dejará al filo de tu asiento.