
Positivismo tóxico / Ilustración de @mundoperfectocomic
Bienestar
Positivismo tóxico y cómo evitarlo
Mariel Cruz
16 de Julio de 2021
Ser feliz no es una obligación, es un sentimiento.
Durante los últimos meses y a raíz del confinamiento por Covid-19 muchas personas han experimentado cambios en su salud mental. Muchos de nosotros hemos atravesado por la pérdida de algún ser querido, de nuestro empleo o simplemente de una rutina a la que se estaba acostumbrado. Acompañado de esto los estados, emociones, sentires y pensamientos que hemos tenido al respecto.
Así mismo son cada vez más las personas que se encargan de visibilizar la salud mental y cuán importante es priorizarla.
Seguramente has escuchado la siguiente frase: “Está bien no estar bien”. De manera general esta frase hace referencia a una realidad, y es que no todo el tiempo se puede estar bien; positivo, alegre, motivado, fuerte, etc.
La realidad es que las adversidades existen y están a nuestro alrededor, sin embargo algunas personas aún creen que estar triste es algo negativo, malo, algo que podamos controlar e incluso evitar.
Al relacionar la tristeza con la negatividad caemos en un positivismo tóxico, en donde se obliga a uno mismo a estar bien todo el tiempo. ¿Cómo lo hacemos? Bien, esto muchas veces no es consciente, es a través de nuestros consejos, palabras, actitudes y acompañamiento con los otros cuando podemos caer en un positivismo tóxico, de ahí la importancia de identificarlo para evitarlo.

Positivismo tóxico / Ilustración de @luseldibuja
El positivismo tóxico fue un término descrito por las psicólogas estadounidenses Samara Quintero y Jamie Long, quienes definieron el positivismo tóxico como una “sobregeneralización excesiva e ineficaz de un estado feliz y optimista en todas las situaciones” Es así como la positividad tóxica tiene la idea de que la única manera de hacer frente a una mala situación es si se tiene un lado positivo.
El positivismo tóxico promueve la represión de las emociones, la negación de la verdad, se crean personalidades falsas, hay un aumento de la ansiedad y se crean prejuicios sobre la salud mental.
De tal forma que, la positividad forzada o demasiada no es de ayuda, puede llegar a ser tóxica. Bloquear emociones nos puede llevar a tener consecuencias a nivel mental que pudieran ser desfavorables, por ejemplo, una somatización, agotamiento mental, estar alejados de la realidad, aislamiento, entre otras.
El positivismo tóxico se puede apreciar en personas que tienden a ocultar lo que sienten por miedo al qué dirán, buscan encontrar una perspectiva positiva de la situación, se sienten culpables de su sentir y no permiten que los demás muestran sentimientos de tristeza, enojo u otras.
Una manera más puntual para identificar el positivismo tóxico es a través de las siguientes frases a las que solemos recurrir:
- ”Todo estará bien”
- ”Piensa en el lado positivo de la situación”
- ”Échale ganas”
- ”De ti depende si esto te afecta o no”
- ”Piensa que podría ser peor”
- ”Ten una actitud positiva”
Ahora bien, ¿Cómo puedo evitar caer en un positivismo tóxico?
- Acepta las emociones, recuerda que no son ni buenas ni malas.
- Expresa tus emociones, no las reprimas.
- Comprende que cada quien tiene su proceso.
- Encuentra redes de apoyo.
- No minimices tu sentir.
- Práctica la empatía.
La terapia cognitivo conductual (TCC) puede contribuir a evitar caer en un positivismo tóxico mediante técnicas de aceptación de emociones, las cuales se concentran en el momento presente. Se trata de observar y permitir que las emociones ocurran a medida que se van dando, sin intentar reprimirlas, evitarlas o eliminarlas.
Finalmente, recordemos que las emociones tienen una función adaptativa. Es importante que no caigamos en extremos. Diversas ideas nos han hecho creer que ser feliz es una obligación y que todo lo contrario a la felicidad es malo o negativo. Debemos evitar caer en un positivismo tóxico y enfocarnos en contribuir y mejorar la validación emocional.