
Cultura
Pieces of a woman, lo nuevo de Netflix
Fernando Roura
8/Enero/2021
Lo nuevo de Kornél Mundruczó es un potente estudio de personajes, cuya fuerza se origina principalmente en las interpretaciones de los tres grandes protagonistas.
Kornél Mundruczó regresa con una nueva película, con producción ejecutiva de Martin Scorsese, que forma parte este año de la competición oficial del Festival de Cine de Venecia. Pieces of a Woman, es un drama sobre una pareja, Martha (Vanessa Kirby) y Sean (Shia LaBeouf), a punto de ser padres. Sus vidas cambian de forma irreversible tras la trágica muerte de su hija, debido a complicaciones durante un parto en casa. La partera, interpretada por Molly Parker, es acusada inmediatamente de negligencia criminal, y el caso recibe una gran cobertura mediática, provocando una división en la opinión pública.
La historia, escrita por Kata Wéber (Jupiter 's Moon, White God), comienza el 17 de septiembre y está ambientada en la Boston actual. Tras una escena inicial que presenta rápidamente a los personajes principales: Martha y Sean, junto a Elizabeth, la madre posesiva de Martha (interpretada por la ganadora del Oscar Ellen Burstyn), somos testigos de todo el proceso del parto. Este comienza con lo que parecen ser contracciones inofensivas y normales, mientras asistimos a la relación dulce y sincera que mantiene la pareja, seguidas por la llegada de la partera, sus intentos por tranquilizar a Martha, el intenso dolor de la mujer y la llamada al 911 cuando la situación se descontrola. El cineasta le encarga al director de fotografía Benjamin Loeb (A Winter 's Tale, Mandy) que filme toda la secuencia a una velocidad variable, colocando al espectador en un punto de vista omnipotente, como una presencia que impregna todo el entorno filmado. Los planos rápidos transmiten eficazmente los momentos de ansiedad e incertidumbre durante el parto, mientras que los de ritmo más lento parecen suspender el tiempo, una elección particularmente evidente cuando los dos protagonistas se besan mientras Martha está recostada en el baño, y posteriormente cuando ocurre la tragedia.
Todo el episodio está muy bien dirigido y destaca como una escena poderosa en sí misma, respaldada por las convincentes actuaciones del trío protagonista. Y este es tan solo el prólogo de la película, que sienta las bases para lo que vendrá a continuación. La muerte de su hija se convierte en el catalizador del conflicto principal: la problemática relación entre Martha, que además de experimentar el dolor de la pérdida vive agobiada por su dominante madre (que insiste en que debe plantar cara a la partera en un juicio), y Sean, que tiene muchas ganas de seguir adelante y “echa de menos a la vieja Martha”. De esta forma, el suceso traumático obliga a la pareja a explorar un abismo lleno de desesperación, rabia y fragilidad, que parece interminable e inevitable. En la segunda parte, el papel de Elizabeth se vuelve todavía más crucial, llegando a descubrir las posibles razones (y el trasfondo) detrás de su comportamiento manipulador y opresivo hacia su hija y su esposo. Un monólogo intenso de Burstyn, filmado en un solo primer plano, sirve para cumplir este propósito, durante una turbulenta disputa entre su personaje y el de Kirby.
En general, la película es un buen estudio de personajes, apoyado en las sólidas actuaciones de los tres actores protagonistas. El principal problema de la obra lo encontramos en términos de originalidad. Si bien la secuencia inicial del nacimiento es sorprendente y está bellamente elaborada, el énfasis que se pone en este momento resulta mucho más intenso que en cualquiera de las otras escenas, que parecen formar parte de un drama familiar clásico, ni más ni menos. Además, la metáfora del renacimiento también podría haberse transmitido a través de medios más innovadores, en lugar de utilizar semillas de manzana germinadas.