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Coyote Verde, Opinión

Operación Glifosato: “Toledo vs. 4T”

Jonathan Fletes

13/Agosto/2020

Se filtra audio en el que Víctor Manuel Toledo, titular de la SEMARNAT, denuncia lucha de poderes al interior del gabinete presidencial, y que la 4T no existe.

Esta última semana, ha estado en boca de todos el tiro que, sin querer queriendo, se aventó el Dr. Víctor Manuel Toledo Manzur, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) contra toda la 4T. Y es que, el pasado 05 de agosto, se filtró un audio en el que este denuncia: “La 4T, como un conjunto claro y acabado de objetivos, no existe; por el contrario, este gobierno está lleno de contradicciones, y estos se expresan concretamente como luchas de poder al interior del gabinete que yo he notado en varias líneas”. Quédate conmigo para saber más de este lío.

¿Pero a qué viene todo esto? ¿Por qué se dejó venir como gorda en tobogán, solo contra el mundo? ¿Qué causó esta Civil War al estilo Vengadores? ¿Team SEMARNAT, Team SADER, Team 4T?

Permíteme ponerte en contexto. Sucede que ahorita hay una tensión palpable en el aire por el tema del glifosato. Por si no has oído hablar de él, el glifosato es el herbicida con mayor producción y uso en el mundo, pero, a la vez, de los más peligrosos, al ser de alto espectro; es decir, es un agroquímico calibre Terminator cuya misión es la de matar una amplia variedad de plantas que crecen alrededor de los cultivos, incluyendo hierbas de hoja ancha y angosta; incluso, arbustos y árboles (Ortiz-Conde & Monroy-Sosa, 2020). Pero, ¿cuál es el problema? ¿No es bueno que los cultivos crezcan libres de hierbas, hongos, gusanos, bacterias, etc.? Sí, es justo y necesario, pero el problema está en la manera en que nos deshacemos de ellas. El problema con los plaguicidas en general (fungicidas, herbicidas e insecticidas, entre otros) es que causan efectos adversos en la salud pública y en el ambiente, según reporta la literatura científica; en el caso del glifosato, no es un herbicida selectivo, por lo que puede causar daños colaterales no previstos. No obstante, su aplicación sigue siendo común en distintas partes de México y del mundo. Y su uso ha conllevado a otras situaciones; por ejemplo, se han modificado genéticamente el maíz, la soya y el algodón para soportar sus efectos; o sea, para evitar que se vean afectados por el herbicida, y que este sólo inhiba el crecimiento de lo que crezca de manera indeseable alrededor. Desde luego, esto también ha causado mucho revuelo entre los ecologistas y defensores del ambiente, porque se está interviniendo la diversidad genética de las especies de plantas, para permitir que un herbicida haga estragos con la biodiversidad.

Asimismo, como todos los agroquímicos, el glifosato puede dispersarse en el ambiente, no sólo permaneciendo en las tierras de cultivo. Puede alcanzar cuerpos de agua aledaños, provocando desequilibrios en ecosistemas acuáticos y marinos, incluyendo las aguas subterráneas, desde luego, que son las que extraemos para consumo y uso doméstico. Imagínate lavarte los dientes con agüita de glifosato. Y los efectos que se han reportado alcanzan, inclusive, el nivel genético de distintos organismos. Y algo que a varios ha preocupado es que distintas agencias ambientales y de salud en el mundo, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2015, han reportado al glifosato como probablemente carcinogénico; o sea, que parece ser que causa cáncer. Por esa razón, en varios países, ya ha sido prohibida su aplicación, distribución, producción, aunque sea de manera parcial, o ya de perdida, han expresado la intención de disminuir su consumo de manera gradual en un corto plazo. Y obvio, estas acciones han inspirado que se siga prohibiendo el químico. (Ortiz-Conde & Monroy-Sosa, 2020).

De hecho, en México, la SEMARNAT rechazó 43 solicitudes de importación de diversos plaguicidas, entre las que se incluían 67 mil toneladas de glifosato, apelando al principio precautorio. Este básicamente se usa para echar para atrás una decisión política, con base en la sospecha de daños potenciales, aún sin tener absoluta certeza científica (CEPAL, 2001). O sea, básicamente dijeron: “No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que nos puede salir el tiro por la culata”. Además, tenía de respaldo el decreto que emitió el Ejecutivo Federal el pasado 27 de julio, que, mediante tres mandatos, prohibiría inmediatamente el uso de glifosato en todas las dependencias de gobierno, hasta eliminarlo totalmente en 2024.

¡Y allí es donde se arma el pleito! Porque la SEMARNAT, muy sensata y muy prudente, dice: “Pues no conocemos con absoluta certeza los impactos del glifosato, así que traigan a la caballería para investigar a profundidad estos efectos y ahorita vemos qué pasa. Hasta entonces, van pa’ tras”. Entonces, impulsa un programa especial de regulación y gradual prohibición del glifosato y otros 80 plaguicidas en México, buscando una transición de los agronegocios a la agroecología, como un modelo de producción sostenible, entre otras medidas que tienen como objetivo garantizar la salud y el bienestar de los mexicanos y de su ambiente natural. Bien ahí.

Sin embargo, en la otra esquina, el, por cierto, Agr. Víctor Manuel Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), antes Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), irónicamente, resultó pro-glifosato. Así los hechos: SADER subió, a la plataforma de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER), un anteproyecto de decreto presidencial, en el que se establecen las acciones que se deberían realizar ¡para programar y coordinar los estudios técnicos necesarios para determinar la seguridad del glifosato, y así poder continuar importando y usándolo! Y lo peor de todo es que, los muy cínicos, todavía tuvieron el descaro de hablar por la SEMARNAT a favor de esta propuesta. En fin, la hipocresía…

Ante esto, SEMARNAT se cubre y responde con el siguiente gancho en Twitter:

¿Qué pasó después? Bueno, pues, por su parte, Villalobos, subiéndose el cuello de la camisa, de entrada, dijo que no se disculpará con Toledo, por tratarse de un decreto presidencial. Por otro lado, la mañana del 06 de agosto, luego de la filtración del polémico audio del titular de la SEMARNAT, el presidente López Obrador se vio políticamente correcto y aceptó las diferencias y la libertad de opinión, reconociendo que las discrepancias en el gabinete “son normales en un proceso de cambio”. El anteproyecto fue retirado de la plataforma.

Ah, ¡pero eso no es todo! ¡Esto viene de tiempo atrás! Todavía antes del pesaje, ya desde vestidores, en 2018, Toledo criticaba el nombramiento de Villalobos como titular de SADER. Revisando su carrera política, denuncia que, con la decisión del presidente de incluirlo en su gabinete, “Monsanto se infiltró en Morena”, casi acusándolo de ser el Soldado del Invierno de las corporaciones agroalimentarias y biotecnológicas, dentro del gobierno mexicano. Hasta lo acusó de “cipayo”, por favorecer sus intereses y pasarse por el Arco del Triunfo las demandas campesinas, indígenas y ambientalistas durante años (Toledo, 2017).

Entonces, pues, lógicamente, entre tantas contradicciones, que, por un lado, los agroecologistas (Team SEMARNAT) buscan regular, hasta eventualmente prohibir el glifosato, mientras que, por otro, los glifosato-lovers (Team SADER) andan buscando por dónde sacar que sí es seguro, para poder seguir dándoles entrada a sus amigos de Bayer, que fabrican el herbicida, pues Toledo explota contra la 4T, diciendo que esta supuesta transformación de fondo, de plano, no existe. Y pues sí; ni cómo decirle que se equivoca.

Finalmente, recapitulando este y otra serie de acontecimientos, Toledo acusó, el día de ayer, esta novela trágica como una campaña de desprestigio contra su secretaría, llamándola “Operación Glifosato”, en la que un trío de hienas dentro del gabinete, tal como las del Rey León, han buscado, a como dé lugar, una manera de evitar el decreto del 27 de julio, para proteger sus intereses y los de sus compas agro-Godínez (Toledo, 2020).

No es novedad que el discurso de la 4T esté lleno de discordancias, carezca de claridad o cambie de planes, pero que desde su campaña para las elecciones pregonaran su motto de que acabarían con la corrupción, y todavía sigamos viendo estos casos de consentimiento y favorecimiento de intereses particulares, de los grandes productores de agroquímicos, de la agroindustria, y que inciden, incluso, en las políticas públicas, resulta ya el mayor de los colmos.

Pero, gracias al cielo, tenemos un infiltrado del bien, a San Toledo, que nos cuida y nos protege desde allá arriba; y no me refiero al cielo, sino al trono de la SEMARNAT.

A propósito, hay quienes sugieren que el funcionario debería presentar su renuncia, al diferir sustancialmente con el gobierno federal, respecto de la gobernanza ambiental, pues no sería la primera vez que esto ocurre. Apenas el pasado 23 de julio, Javier Jiménez Espriú, ex titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), presentó públicamente su renuncia, precisamente, por estar en desacuerdo con la decisión del presidente “…de trasladar al ámbito militar de la Secretaría de Marina (SEMAR) las funciones eminentemente civiles de los Puertos, de la Marina Mercante y de la formación de marinos mercantes, que han estado a cargo de la SCT desde 1970” (Jiménez-Espriú, 2020, p. 2, referido en Milenio, 2020).

Me tomaré el atrevimiento de emitir mi opinión personal, y lo que yo tengo que decir al respecto es que, por el contrario, ¡qué mejor que haya oposición dentro del mismo gabinete!, para contrapesar las decisiones que han de afectar al sector ambiental en México. Si se retira este arduo defensor del ambiente, perdemos a nuestro máximo representante, que se encuentra en el más alto nivel de poder de toma de decisiones y, con ello, entraría alguien más que, muy probablemente, compartiría la visión del resto y sobrepondría los intereses de particulares sobre los intereses colectivos, los intereses, preocupaciones y demandas del pueblo mexicano. Necesitamos que allá arriba haya alguien dispuesto a hacer frente a estas decisiones y a no permitir que se transgreda la salud ambiental y la salud pública.

Déjame saber, en un comentario, tu opinión respecto a esta polémica. ¿Crees que Toledo deba renunciar? ¿Estás de acuerdo con la propuesta de SADER de impulsar investigación para avalar la “seguridad” en el uso del glifosato? ¿Agronegocios o agroecología?

Tu opinión es muy importante para nosotros en El Coyote Informativo. Recuerda que esta consciencia colectiva la construimos entre todos, empezando por informarnos, y es nuestra misión de cada día mantenerte bien informado y formar una comunidad crítica, informada, consciente y responsable.

Como siempre, me despido con un afectuoso saludo. Hasta pronto.

PD: Feliz Día Internacional de la Juventud

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