Si bien es cierto, no es la primera vez que Emma Watson se toma un descanso de la actuación. En 2008, cuando apenas estaba cumpliendo 18 años, anunció que pararía para poder ir a la universidad. En ese momento se encontraba en la cima de la popularidad, luego del estreno de la última película de la saga de Harry Potter. "Tengo suficientes cosas a las que aferrarme lejos del mundo de la fama: una familia que me apoya y una vida completa lejos del cine. No creo que nunca más sea parte de nada tan grande como 'Harry Potter'. De lo que estoy segura es de que no voy a tomar un trabajo en el cine solo porque no estoy haciendo nada más", son palabras que dijo en su momento con una madurez inédita en la profesión.

Después de dos años, volvía con “Mi semana con Marilyn” y al poco tiempo, interpretaría la cinta “Las ventajas de ser invisible”, película dirigida por Stephen Chbosky, donde compartiría escenas con Logan Lerman y Ezra Miller.