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El Primer Ministro Benjamin Netanyahu y su principal opositor, Yair Lapid en un anuncio sobre Jerusalén con el texto en hebreo preguntando quién será el próximo primer ministro/ Fuente Ammar Awad/Reuters

Coyote Global

Elecciones en Israel, la paradoja de un país dividido a la mitad

Mauricio Vázquez Medellín

26/Marzo/2021

El martes 23 de febrero fue jornada electoral en Israel y los resultados electorales son sorprendentes por poner en duda el actuar de un gobierno que últimamente acapara todos los elogios internacionales por la manera en la que han afrontado la pandemia de COVID-19.

El estado que alguna vez le ofreció la presidencia a Albert Einstein, ahora, ya muy lejos de aquellos proyectos fundacionales, ha sido encabezado durante los últimos 14 años por Benjamin Netanyahu. El líder del partido Likud ve su poder tambalearse después de una elección donde su partido ha fallado en asegurar la mayoría de los 120 curules disponibles en la Knéset, el poder legislativo israelí.

Israel es una república parlamentaria, esto quiere decir que los ciudadanos eligen a los miembros del poder legislativo y estos eligen a los miembros que ocuparan el poder legislativo. Sin embargo, aunque en efecto parlamentario, en el caso israelí la estructura del gobierno tiene unas particularidades cuya comprensión ayuda a tener mayor claridad sobre lo que está en juego para Netanyahu.

En un sistema parlamentario tradicional la permanencia del titular del poder ejecutivo está directamente ligada con su capacidad para mantener una mayoría en el poder legislativo. En otras palabras, esto quiere decir que si una mayoría legislativa decide remover al ejecutivo, esto sucede sin mayores contratiempos.

Sin embargo, la particularidad que presenta Israel es que la Knéset aunque renovada cada 4 años, esta elige a un Presidente que permanece en el cargo durante un periodo único de 7 años y finalmente, el Presidente designa a un Primer Ministro.

Unos resultados sorprendentes fueron arrojados por las urnas emitidas por la ciudadanía israelí, el partido del Primer Ministro, Benjamin Netanyahu perdió 7 asientos, para acabar con un total de 30. Sin embargo, los resultados electorales indican que la coalición opositora al actual gobierno sólo acumula un total de 57 asientos, sólo 4 asientos antes de alcanzar la mayoría simple de 61.

Por otro lado, los curules que pueden ser considerados parte de una coalición del gobierno en turno, incluyendo los 30 de Likud de ascienden a un estimado de 52, es sumamente importante observar si los 11 curules restantes podrán ser incorporados por alguna de las dos coaliciones más amplias para consolidar un gobierno.

La situación israelí es paradójica, prácticamente llegando al estatus de crisis constitucional. Contando la del martes, son 4 elecciones en 2 años en un afán por obtener un bloque que pueda consolidar un gobierno sólido, sin embargo, los esfuerzos han sido en vano dado que en los últimos 3 comicios no ha surgido una fuerza política que tenga los números para armar una mayoría.

Con el ejemplar despliegue de vacunación que ha llevado a cabo el gobierno israelí, Netanyahu habría cumplido en llevar a sus compatriotas a la tierra “donde fluye la leche y la miel”, sin embargo, los resultados electorales del pasado martes parecen no estar únicamente definidos por el combate exitoso a la pandemia, sino que apuntan en la dirección de falta de una consenso.

Mientras que sigue gozando de apoyo, el gobierno de Netanyhu parece despertar animadversión entre sus opositores, esto se vuelve un problema cuando los resultados electorales fallan en dotar de mayorías contundentes a dos grupos con intereses opuestos que o bien pretenden mantener un gobierno o pretenden formar uno nuevo.

Quedarán por definirse las coaliciones legislativas que moldearán la batalla por el poder ejecutivo, sin embargo, en este momento parece complicado que cualquiera de los dos grupos en pugna logren los 61 escaños suficientes para conformar un gobierno.

Al mismo tiempo, con las mayorías en el aire, queda en suspenso el futuro del Presidente, Reuven Rivlin quien en noviembre concluye su periodo de 7 años a cargo del ejecutivo israelí. Si la situación de impass legislativo continúa todo apuntaría a que se llevaría a cabo una quinta elección a finales de este año.

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