
Edición Fotografíca: Monarquia Mexicana
Cultura, Historia
El árbol de Navidad Herencia Imperial
Rodrigo Castañeda
27 de Diciembre de 2021
La idea de poner un árbol navideño se introdujo en México antes que en muchos países de Europa, llegando en un momento crucial para la historia del país que conocemos y que sin importar permaneció en la memoria colectiva del pueblo que alguna vez fue un imperio.
La tradición de engalanar y decorar un árbol de navidad llegó a México en diciembre de 1864, cuando el naciente Segundo Imperio Méxicano apenas daba sus primeros pasos. El emperador Maximiliano de Habsburgo mandó poner un árbol y decorarlo en uno de los salones del Castillo de Chapultepec imitando la tradición que en parte de Europa y Estados Unidos se había convertido en tendencia pero aún no llegaba a México.

San Bonifacio derriba el roble sagrado / Heinrich Maria von Hess, 1834
La tradición inició en Alemania y Escandinavia (Dinamarca, Suecia y Noruega) en los siglos XVI y XVII, extendiéndose posteriormente a otros países de Europa.
Su origen es incierto sin embargo la versión más aceptada se remonta a la primera mitad del siglo VIII con la historia de San Bonifacio, quien se relata tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil un símbolo pagano, sustituyéndolo por un pino que simbolizó el amor de Dios, decorandolo con manzanas y velas.
Estas simbolizaban el pecado original así como las tentaciones mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo en el mundo y la salvación.

El árbol de Navidad real admirado por la reina Victoria, el príncipe Alberto y sus hijos. / Anónimo 1848
La tradición tomó popularidad durante el siglo XIX cuando la reina Victoria de Inglaterra y en especial su marido el príncipe Alberto se encargaron de popularizar la Navidad en la sociedad británica, incluyendo la tendencia del árbol navideño, extendiéndose así rápidamente a las demás cortes europeas tales como Francia, Bélgica y Austria.
Las decoraciones de la época constaban de enormes pinos naturales, (uno por cada miembro de la familia y uno central) adornados con velas de cera y dulces de azúcar cebada así como ciruelas dulces. Que en realidad se realizaban a base de anís endulzado con azúcar y hecho manualmente en forma de círculo.
Se utilizaba un pequeño “tallo” de alambre en la parte superior con el fin de realizar de manera práctica la decoración colgándose en las ramas de todo el árbol.

Celebración de navidad de la familia Imperial en Austria / Grabado en madera, 1887.
La tradición de adornar un árbol navideño finalmente llegó a México en la navidad de 1864, cuando el emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa la emperatriz Carlota encargaron un árbol enorme, el cual decoraron a usanza de la época en uno de los salones del Castillo de Chapultepec, la novedad causó sensación en la sociedad mexicana, y las familias más acaudaladas inmediatamente lo imitaron.
Esta tradición se practicó durante el tiempo que duró el imperio, y fue de las pocas que perduró a pesar de la caída de éste en 1867. Costumbre que pasaron a practicar conservadores y liberales, aún a pesar de ser una tradición católica y del intento de desprestigio por parte del gobierno juarista.
La práctica perduraría sobre todo en las zonas urbanas donde alcanzó un auge a partir de los años 50s, cuando la mercadotecnia estadounidense influyó por medio del cine y la televisión.