
Coyote Verde
Cempasúchil y colibríes: la leyenda
Jonathan Fletes
16/Octubre/2020
Nuestro México lindo y querido es tradición y leyenda. Como siempre, como para todo, también tiene una leyenda de amor y tragedia que explica el origen de la icónica flor de cempasúchil. Conócela aquí.
Probablemente, ya te encontrarás a punto de colocar tu ofrenda de Día de Muertos, y obviamente, no puede faltar la flor de cempasúchil como la protagonista. Pero… ¿sabías que existe una leyenda azteca en torno al origen de la flor de cempasúchil?
Cuenta la leyenda sobre el romance entre dos jóvenes aztecas: Xóchitl y Huitzilin. Estos dos jóvenes, que habían vivido juntos desde su infancia, solían subir a un monte, cada día, a dejar un ramo de flores, a manera de ofrenda, a Tonatiuh, el Señor del Sol. Ellos juraron amarse por siempre, incluso más allá de la muerte.
Sin embargo, un mal día, Huitzilin es llamado a luchar en la guerra, teniendo que dejar a su amada.
Ya en combate, Tonatiuh es herido de gravedad. Al cabo del tiempo, este fallece.
La noticia de su muerte no tardó en llegar a la joven Xóchitl, quien se encontró desconsolada. Entonces, la joven subió al cerro a pedir a Tonatiuh que la reuniera, de nueva cuenta, con su ser amado.
El dios, conmovido por este gesto, dejó caer sus rayos sobre la joven. Al tocarla, aquella se convirtió en una hermosa flor de tonalidades amarillentas y anaranjadas intensas, la flor de cempasúchil: la flor de los muertos.
Al poco tiempo, apareció un colibrí que, amoroso, se posó sobre la flor; ¡era Huitzilin reencarnado! Al contacto, la flor se abrió en una inflorescencia de veinte flores, como la conocemos actualmente.
Desde entonces, la flor de cempasúchil ilumina el camino de los muertos de regreso al mundo de los vivos, cada Día de Muertos, recordándonos de la historia de aquellos dos jóvenes aztecas y de su amor eterno.
Por si no lo sabías, huitzilin o huitzitzilin es el nombre, en náhuatl, del colibrí, y significa “espina de turquesa” o “espina preciosa”. Este bello animal era de las aves más sagradas para las comunidades mesoamericanas, pues lo asociaban con el dios de la guerra Huitzilopochtli, cuyo nombre se compone de las palabras “huitzilin” (que ya sabes qué significa) y opochtli, que significa “lado izquierdo”. El colibrí era el nahual de esta deidad; es decir, su otro yo animal, su representación zoomorfa. Por ello, se dice que Huitzilopochtli llevaba siempre un colibrí consigo, de su lado izquierdo, prendido de una flor que representaba el corazón. Así que el dios de la guerra no era sólo un arduo combatiente, sino que también puede ser visto como la conceptualización de la fuerza, el impulso y el dinamismo del corazón latiente, así como la determinación del pueblo del sol.
Hasta la fecha, en algunas comunidades, persiste la creencia de que el colibrí atrae la suerte en el amor, por lo cual los jóvenes varones de algunas comunidades indígenas, cargan uno consigo, lo más cerca posible de sus corazones, para darles la fuerza para acercarse a las muchachas, por primera vez, con la intención de conquistarlas.
Referencias
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. (3 de noviembre, 2017). La leyenda de cempasúchil [archivo de video]. YouTube. Consultado el 16 de octubre, 2020 de: [https://youtu.be/3tFENErch6c]
Escobar-Ledezma, A. (29 de abril, 2012). Colibrí: del sol al corazón. La Jornada. Disponible en: [https://www.jornada.com.mx/2012/04/29/sem-agustin.html]
Tlacaélel. (2 de marzo, 2014). El colibrí izquierdo. [Publicación de estado]. Facebook. Consultado el 16 de octubre, 2020 de: [https://www.facebook.com/Tlacaeleloficial/posts/648502605222087/]