
Pedro Castillo Takes Office in Peru. Foto: gettyimages
Coyote Global, Política
"¿Pedro Castillo representa una amenaza para Perú?"
Mario Eduardo Piña Salcedo
27 de Agosto de 2021
Nuevo presidente de la República del Perú toma protesta. Genera incertidumbre debido a la ideología de quien ahora ocupa el cargo del ejecutivo.
¿Cómo inició este cambio ideológico?
Pedro Castillo candidato de un partido de izquierda marxista ganó las elecciones presidenciales del 2021. A lo largo de su campaña planteó la posibilidad de nacionalizar empresas, terminar con el modelo de pensiones de capitalización, castigar importaciones y cancelar acuerdos de libre comercio, entre muchas otras cuestiones más. Pedro Castillo consiguió cosechar un gran apoyo popular.
Perú tenía expectativas de crecimiento muy altas, desde el año 2000 el país había registrado la segunda mayor tasa de crecimiento económico de toda Latinoamérica. Desde ese mismo año, la inversión anual se había multiplicado por cinco y las cuentas del gobierno se situaban entre las más saneadas de todo el planeta. Una evolución económica que había logrado que la pobreza se redujera a menos de la mitad, pasando de nivel por encima del 50% a poco más del 20% en al menos 15 años.
Con todos estos datos, Perú se enfilaba para ser uno de los países más prósperos. Muchas empresas crecían y el crecimiento medio se encontraba por encima del 5%, la inflación controlada y los capitales extranjeros llegando. Esta nación se encontraba lista para competir con los países asiáticos más grandes. Perú se ha convertido en uno de los países con más acuerdos de libre comercio del mundo. Estos acuerdos le dan libre paso por las economías más grandes del mundo como Estados Unidos, China, Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Reino Unido, Canadá o Australia.
En total Perú tiene acuerdos de libre comercio con más del 80% de la economía mundial. Una política que le permitió al país multiplicar casi por 6 sus exportaciones entre el 2000 y el 2019. Lo que llevó a una enorme creciente economía y entrada de divisas extranjeras. En el 2016 todo comenzó a estancarse. Un ejemplo; en los años 2005 y 2009 el país promedió un crecimiento del 6,5% anual, entre el 2010 y 2014 fue del 5,8% y entre el 2015 y el 2019 de apenas el 3,2%.
Todos estos son niveles insuficientes para reducir la pobreza. Tras casi 20 años de fuerte crecimiento, el 70% de la población peruana no había sido capaz de pasar de nivel, la infraestructura a todo nivel seguía siendo calamitosa y la prosperidad percibida parecía ir a menos. Más tarde llegó el coronavirus.

Peruvian president Pablo Kuczynski appears before congress facing an impeachment. Foto: gettyimages
Corrupción a todos los niveles
En el año 2016 comenzó una turbulenta etapa en lo político, en lo social e incluso en lo económico. Dentro de ese año hubo elecciones y el desenlace fue muy complejo. El presidente electo fue Pablo Kuczynski frente a Keiko Fujimori. Mientras que en el ambiente legislativo el resultado fue muy diferente.
Fuerza Popular, el partido de la ex candidata Keiko, se hizo con 73 de los 130 escaños. Mientras que el partido del presidente únicamente consiguió 18. Todo esto se tornó aún más complicado. En 2016 la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía General del Perú ordenó investigar la posible relación de Kuczynski con la constructora brasileña Odebrecht. Un año después de que la fiscalía comenzará sus pesquisas, la propia Comisión Lava Jato del Congreso Peruano mostró pruebas de la relación entre Kuczynski y la constructora brasileña cuando era ministro de finanzas.
Según la información, una empresa propiedad de Kuczynski y afincada en Miami, Westfield recibió varios contratos de Odebrecht poco tiempo después de que esta constructora recibiera en 2004 la garantía de que el Estado peruano asumiría los riesgos económicos derivados del proyecto energético y de regadío de los Olmos, en el departamento de Lambayeque. Esta garantía fue de casi 500 millones de dólares para una iniciativa privada. Comenzó una guerra política.
El 15 de diciembre de 2017 el Congreso del Perú admitió a trámite un primer pedido de vacancia presidencial. La vacancia es una figura por la que el legislativo peruano puede destituir al mandatario invocando su incapacidad moral o física. Con esta vacancia el Congreso puede destituir al presidente. El presidente pactó con el hermano de Fujimori y miembros del congreso a cambio de indultar a su padre, Alberto Fujimori. Cosa que Kuczynski hizo apenas unos días después. Esta decisión provocó protestas masivas y la renuncia de tres ministros.
Con más pruebas, el Congreso intentó un nuevo proceso de vacancia y esta vez aparecieron videos de Kenji Fujimori intentando sobornar a congresistas con acceso a obras públicas a cambio de votar en contra de deponer al presidente. Kuczynski, un líder que había llegado con un discurso de cambio, un mensaje de ideas nuevas.
Terminó dimitiendo el 21 de marzo de 2018. El gobierno de Kuczynski inició una campaña masiva que luego continuó su sucesor Martín Vizcarra acusando al congreso de perpetrar un golpe de Estado a pesar de que la vacancia es una figura plenamente constitucional. Vizcarra que por cierto luego fue buscado también por acusaciones de corrupción y de nuevo en medio de enormes protestas. En total 4 presidentes en una legislatura.

Political Turmoil In Peru. Foto: gettyimages
Cambios políticos
Este tipo de comportamientos genera un enorme descrédito y desconfianza hacía las instituciones, tanto entre los propios peruanos como entre los inversores extranjeros. Por otro lado, esta crisis política mostró las motivaciones reales de los políticos peruanos que conforman la primera línea de mando, motivaciones que no tienen que ver con el interés general. Son representantes públicos que han dejado claro que únicamente se representan a sí mismos.
Todos los indicadores apuntan a que la corrupción en las instituciones peruanas es algo común. Las encuestas apuntan a que el 36% de los peruanos consideran a la corrupción como el problema más importante. El 26.3% señalan que haberla sufrido personalmente y más del 75% de todos los ciudadanos peruanos consideran que la corrupción es habitual entre funcionarios.
Según la Transparencia internacional de Perú ha pasado de ser el 44 país más corrupto del mundo en el año 2000, en los últimos años su posición ha oscilado entre los puestos 106 y 94. Durante los últimos 20 años el Perú ha registrado una importante mejora económica que, entre otras, ha engordado los ingresos del Estado. Un Estado que no ha dejado de crecer en empleados públicos en muchos casos mediante lo que se conoce como tarjetazo. Lo que significa colocar a familiares, amigos de todo tipo a cobrar del Estado. Este incremento de empleados públicos no se ha traducido en una mejora real del funcionamiento del Estado.
Los problemas de 10 años atrás siguen siendo los mismos que hoy en día. A pesar de una buena salud financiera, la escasez de infraestructura en el país es tan acusada que, según el foro económico mundial, la calidad de las mismas solo se encuentra por encima de las de Venezuela, Paraguay y Bolivia. Por otra parte, el sector financiero está tan poco desarrollado y tan cerrado a la competencia, que los peruanos tienen más dificultades para acceder a la financiación y sufren impuestos más altos, lo que por supuesto perjudica la inversión.
El Spread bancario es el margen de los bancos con el que trabajan es en Perú más del 14% frente a poco más del 3% en los países de la OCDE. Poco menos del 7% de las empresas peruanas logra acceder a la financiación bancaria. De la misma forma, los mercados de capitales están infradesarrollados, la Bolsa de Lima es muy volátil y el sistema de pensiones lleva en punto muerto y necesitado de reformas desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, el sistema privado de pensiones similar al modelo de Chile apenas cubre al 20% de los peruanos en edad de trabajar. Además, es un modelo cerrado a la competencia con comisiones muy altas que devoran la rentabilidad de los partícipes.
Mientras que en cuanto a sistema público está aún peor. La pensión media mensual es de poco más de 150 dólares al mes. No todos tienen la suerte de poder recibirla. En total el sistema privado y el sistema público de pensiones apenas cubren al 30% de los peruanos mayores de 65 años. El resto o reciben algún subsidio pequeño del programa pensión 65 o directamente no reciben nada, qué es exactamente lo que ocurre con más del 40% de los mayores.
Las empresas públicas no se encuentran en condiciones, apenas son capaces de invertir, muchas se han convertido en nidos de corrupción, en algunos los puestos de trabajo son hereditarios por acuerdo sindical y desde luego no son rentables. PetroPerú por ejemplo acumula pérdidas de más de 3000 millones de dólares durante la última década.

Lima 2019 Pan Am Games – Opening Ceremony. Foto: gettyimages
Sistema peruano
La educación es paupérrima, los planes urbanísticos están tan desfasados que desde el 2001 más del 90% de las expansiones urbanas se han llevado a cabo de forma irregular cuando no abiertamente ilegal. En el campo, que genera más del 30% de todos los empleos del país, la mayoría se mantiene en condiciones de subsistencia. Sin apoyo en formación, mecanización o desarrollo de cooperativas y asociaciones. Se calcula que hay entre 25000 y 50000 millones de dólares en proyectos mineros detenidos ante el rechazo social simple y llanamente porque el gobierno no ha tenido el liderazgo de buscar fórmulas que favorezcan a las comunidades locales.
Esta es una fuente de riqueza potencialmente enorme que, por ejemplo, en países donde las cosas se hacen bien como Australia, han propiciado una enorme prosperidad general. La minería ante la prensa tiene mala reputación ya que en el pasado se cometieron muchos abusos. Lamentablemente en el país no hay impulso de la innovación, la política de atracción de inversiones es insuficiente, no hay desarrollo de zonas estratégicas o polos de actividad.
El gobierno peruano tiene las finanzas de la nación saneadas, pero parece no saber hacer nada más. En entornos corruptos y en los que solo cuenta la supervivencia política, la selección de líderes y profesionales no se realiza con base en la meritocracia sino sobre todo a la lealtad. Eso provoca que cada vez los cuadros de gestión tengan peor nivel. Lo que a su vez alimenta la falta de capacidad para tomar medidas y la falta de honestidad y transparencia.
El mayor problema de la República del Perú no es Pedro Castillo. El mayor problema del Perú es lo que ha conducido a un político como él a ganar las elecciones. Castillo no cuenta con mayoría parlamentaria así que no representa un peligro como tal. Pedro Castillo ganó gracias a todo lo antes mencionado y los años de decadencia de las instituciones peruanas.

Newly Elected President Pedro Castillo Celebrates Victory After Runoff. Foto: gettyimages